conflictos en una relación



Es una discusión entre pareja, la cual empieza por un motivo sin importancia y acaba diciendo cosas que no tienen nada que ver, o incluso insultando, gritando y sin necesidad.

Actualmente, la sociedad exige que las parejas funcionen de manera “casi perfecta”. 

El divorcio o la separación son cada vez más comunes. 

El ideal de familia estable y duradera es muy difícil lograrla.

Las parejas deben responder hoy a muchas exigencias emocionales que antes no existían. 

Las discusiones suelen empezar como tranquilas conversaciones y luego cada vez van a peor.

Existen escenarios en los cuales se desatan los conflictos, que para ellos están más vinculados a la relación de pareja que a los contenidos por los cuales se discute.

- La intimidad

Los problemas aparecen cuando, en la relación, no se origina un ambiente en el que ambos se sientan seguros para expresar sus sentimientos y temores. Una pareja funciona cuando tiene la posibilidad de mantener un contacto emocional con el otro. Esa comunicación no tiene que ver necesariamente con hablar, sino que con entender las claves no verbales del otro. 

Las parejas pueden tener una posibilidad de intimar sin dialogar.

- Diferenciarse de la familia de origen
Deben ser capaces de entregar seguridad, de compartir, sobre todo en la sexualidad al otro. La falta de diferenciación con el grupo familiar originario suele aparecer en los primeros años del matrimonio generando conflictos como, por ejemplo, la elección de un determinado producto para lavar o una marca de comida enlatada hasta la elección del nombre de un hijo.

- El poder y el control
Con esto se refiere a la necesidad de distribuir las obligaciones domésticas en base a límites flexibles, que permitan a todos formar parte desde las tareas del hogar hasta la manutención.

Las parejas actuales suelen caer el lo que se conoce como “rigidez del vínculo”. En esos casos se pierde la igualdad de la relación y comienzan los resentimientos. 

Eso sucede cuando cada uno tiene un rol rígido: 

- Uno es siempre el que decide, el otro el que acata. 

- Uno es el que cuida y el otro el cuidado. 

- Uno toma el mando de la relación y el otro la sigue. 

La persona pasiva en esta relación puede terminar deprimida o con baja autoestima, porque no se siente valorada.

- El aprecio
Es la necesidad de que el otro esté presente en los momentos en que lo necesitamos. Así, cada vez que esto no sucede, se produce un daño.

En la capacidad para establecer el aprecio influyen las vivencias que las personas tuvieron de pequeñas, sobre todo el vínculo madre e hijo. 

Los conflictos surgen cuando hay apego que no encajan como, por ejemplo, cuando una persona que para poder calmarse necesita estar sola, porque de chica no tuvo quien la calmara y aprendió a aislarse, se empareja con una que necesita mucho del otro. Si surge una discusión, uno se va a cerrar y el otro buscará desesperadamente que lo abracen o seguirá discutiendo hasta que se pase el enfado. Ahí es cuando aparece el conflicto.

- La nueva etapa
En este caso, los problemas aparecen cuando uno de los miembros desea pasar a la siguiente etapa de la relación. 

- La de amor más estable, superando el enamoramiento inicial. 

- Luego del nacimiento del primer hijo. El hombre muchas veces siente que su mujer perdió el deseo por él, sin darse cuenta de que se encuentran en otro momento de la relación. 

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¿Cómo afecta estos conflictos a nivel
                         global?

La mujer y la pobreza.

Las mujeres sin recursos sufren una doble discriminación a causa de su género y de su nulo poder adquisitivo.
 La educación de la mujer.

La educación es básica para ofrecer las mismas oportunidades a hombres y mujeres y que de esta manera, las féminas lideren el cambio. Las mujeres que han estudiado mejoran el entorno y la sociedad en la que viven, contribuyen en la economía y ayudan a cambiar los estereotipos de género. Hoy en día continúa habiendo grandes diferencias en la educación entre hombres y mujeres.

 La violencia de género.


Acabar con la violencia contra las mujeres es una de las prioridades de los Gobiernos, ONGs y asociaciones. Dos terceras partes de los países han creado leyes específicas para poner fin a la violencia doméstica. No obstante siguen existiendo vacíos legales respecto a la protección o insuficiencias para acceder a los servicios básicos.
 Diferencias en salud.

La salud abarca áreas tan amplias como la alimentación o el bienestar físico, pero también derechos sexuales y reproductivos (matrimonios infantiles, ablación, abortos clandestinos...), así como gozar de salud mental.
 La mujer en el trabajo.

Las mujeres contribuyen de una forma muy notoria a las economías de los países, ya sea trabajando en empresas, en el campo, como cuidadoras o emprendedoras. La desigualdad en el entorno laboral se hace evidente en la brecha salarial y en el tipo de trabajo y condiciones que desempeñan muchas mujeres. Muy pocas ocupan puestos directivos.
 La política sigue siendo cosa de hombres.


Aunque cada vez hay más mujeres que se dedican a la política o tienen cargos de responsabilidad, su representación sigue siendo mínima si la comparamos con la de los hombres.

La mujer en los conflictos armados.

Las guerras causan una profunda herida en la sociedad y dejan a las mujeres y a las niñas en una situación muy vulnerable. Violaciones y agresiones son utilizadas como tácticas de guerra.







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